Karst de Sª Mágina. Invernal. Pico Mágina, subida por el sendero de los Neveros y bajada por la cañada de las Chozas o cordel de los Vientos, camino del cordel del abrevadero del Espino, puerto de Fuenfría, callejón de la Gitana,…
FOTOS
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Ruta guiada por Juan José Frías Mora
Monitores FAM: Paqui Quesada, Miguel Ángel Moreno, Francisco Parra, Antonio Cazalla, Antonio Vázquez
Una de las rutas más bonitas y montañeras de sierra Mágina tras una fuerte nevada de seis días antes, en un día meteorológicamente muy bueno
ATENCIÓN: esta ruta se ha realizado con excepcionales mantos de nieve polvo "inglesa", por lo que no se han seguido los senderos en algún tramo. Para hacerlo sin nieve por sendero hay otros tracks. Insisto en que la bajada por la cara norte cerca de la cañada de las Chozas no es recomendable hacerla cuando no haya nieve.
Muy importante también es llevar crampones y piolet en circunstancias invernales, por si nos encontramos la nieve muy dura o en hielo.
Partes de la ruta:
- Sendero de los neveros
- Cuerda y pico de Mágina
- Cañada de las Chozas o cordel de los Vientos
- Camino del cordel del abrevadero del Espino
UN KARST MEDITERRÁNEO SUPRAFORESTAL EN SIERRA MÁGINA. CONDICIONAMIENTOS GEOLÓGICOS Y GEOMORFOLÓGICOS.
Hemos tenido la oportunidad de conocer el karst de Mágina de una forma parecida a como se encontraba hace unos 140 000 años, en la glaciación de Riss (parte de la glaciación Cuaternaria, en la que nos encontramos todavía, que comenzó hace 2,58 millones de años).
Os dejo este informe que me ha pasado Pedro Pablo Montes
“El macizo de Mágina constituye un enclave calizo de singular interés geomorfológico. Su gran altitud (2.167 metros), la mayor de la cadena Subbética, nos ha permitido estudiar los caracteres de un karst a una altitud poco habitual en los karsts mediterráneos.
La originalidad del karst de Mágina le viene de su ubicación tan meridional, donde podría pensarse que no existió un clima lo suficientemente frío para dar lugar a un sistema morfológico nival.
En Sierra Mágina, nos encontramos con formas que podemos relacionar con una permanencia constante de la nieve en sus cumbres, en algunos de los periodos glaciares.
Por otro lado, allí donde acaba el nivel de nieves perpetuas, por tanto, donde acaba el sistema morfogenético nival-glaciar, comienza un área periglaciar, donde la nieve es ocasional y donde los sucesivos y repetidos cambios en el estado del agua da lugar a formas características. Esta área periglaciar aparece representada en Mágina con un extenso muestrario de formas de gran interés para comprender la evolución morfológica del macizo.
LOS DOMINIOS MORFOCLIMÁTICOS ACTUALES Y CUATERNARIOS.
En las vertientes septentrionales, sobre todo allí donde la umbría es más patente (a los pies de los acantilados calizos), encontramos rasgos atribuibles a los ciclos hielo-deshielo, la cota inferior del fenómeno está sobre los 1900 metros.
En estas laderas septentrionales de Mágina existe suelo helado, mollisol, de profundidad muy variable. Allí encontramos formaciones de pipkrakes discontinuos, desarrollados sobre todo a los pies de los bloques calizos.
Estos dos hechos (mollisol y pipkrakes) constituyen fenómenos habituales en la morfogénesis glaciar, pues condicionan la geliturbación y dan lugar a fenómenos de solifluxión por sobresaturación de las arcillas del suelo, que han visto rota su coherencia por la presencia del hielo. Esto se produce en vertientes septentrionales, a partir de los 1900 metros, con una extensión de ocho kilómetros cuadrados.
El Riss se presenta como el periodo más frío, el máximo glaciar. Mágina se vería cubierta por las nieves de forma continuada y podríamos hablar de un sistema morfoclimático nival.
FORMAS NIVALES.
Como tales distinguimos los nichos de nivación y los jous o dolinas de pozos de nieve.
Los nichos de nivación aparecen en Mágina entre los 1800 metros y las cumbres. Presentan paredes abruptas, con fuertes espigones calizos, y dibujan un semicírculo más o menos cerrado que rodea a una depresión de tamaño variable, donde se acumula la nieve, la cual sale superando un umbral que deja tras de sí unas depresiones con funcionamiento kárstico. Traspasado el umbral, la nieve deja importantes masas de derrubios de aspecto anguloso y cuyo transporte dependerá tanto del volumen de nieve como de la topografía de la vertiente.
Los jous o dolinas profundas en embudo, de más de 40 metros de profundidad, desarrollados por la permanencia dentro de ellos de la nieve, que proporciona agua suficiente para la disolución, con estas aguas tan agresivas.
Ambas formas nivales, aparecen en la glaciación Riss, pues sólo entonces la nieve bajó tanto, de forma permanente, a la cota a la que nos encontramos los nichos de nivación.”
POZOS DE NIEVE
Sierra Mágina destaca por tener varios picos con más de dos mil metros: Almadén (2.032
m.), Mágina (2.167 m.) y Sierra Mágina (2.014 m.). Todos ellos permanecen nevados
durante gran parte del año. Estas características físicas hicieron que del aprovechamiento de la nieve una actividad histórica en la comarca.
La nieve era considerada un producto de primera necesidad, no tanto por su utilización como conservante de alimentos -carne y pescado- y gastronómica, como por sus funciones medicinales: antipiréticas, antinflamatorias, antiálgicas y antihemorrágicas.
La cultura de la nieve, el hecho de almacenarla en forma de hielo, para reutilizarla durante el verano, es antiquísima. En casi todas las poblaciones de la Península con clima continental existían pozos de nieve para el abasto de la población, a veces allí almacenada tras ser transportada desde lugares de sierra más elevados, conocidos como “neveras municipales”. Pero en el valle del Guadalquivir, por su climatología, el abastecimiento era más difícil; había que ubicar los pozos en las cumbres de las montañas que sufrían periódicas nevadas. A partir de 1870, el comercio de la nieve inició un lento declive, debido a la invención de las primeras máquinas productoras de hielo.
La ciudad de Jaén se abastecía de nieve de pozos propios en La Pandera y Sierra Mágina (término de Mata Begid) y protegía el abastecimiento prohibiendo sacar nieve para otras ciudades sin previa licencia, con el fin de que no escasease en la ciudad o subiera su precio.
El valor de la nieve variaba según las poblaciones, pues se incrementaba proporcionalmente a la distancia de las neverías. De ahí que el precio de la nieve fuese tres veces superior en la ciudad de Córdoba que en la de Jaén .
Los pozos solían ser circulares, variables en diámetro y fondo, entre los 4 y 14 metros de diámetro y varios metros de profundidad. En algunas ocasiones, para darle más cabida, a veces se levantaba un muro alrededor del perímetro del pozo.
Además de los pozos, la nieve se almacenaba en simas o ventisqueros, aprovechando estos lugares naturales, generalmente de mayor cabida, pero de más difícil conservación. Los pozos buscaban su ubicación en las zonas de umbría, para evitar el acción directa de los rayos del Sol.
Hacia estas alturas se llegaba a través de un sendero —hoy semiborrado— que desde el puerto de Mata Begid a Cuadros, a la altura de la Peña de Jaén, remontaba la Sierra hasta los mismos pozos; un sendero que en el pasado debió estar muy cuidado para permitir el paso de las caballerías cargadas de nieve. Incluso hoy día aún se puede observar el duro trabajo humano realizado para abrir el sendero entre lapiaces o zonas con rocas acanaladas de difícil travesía o desniveles que exigían la elaboración de hormas de piedra.
Cerca del sendero que lleva a la cumbre y partiendo también desde el puerto de Mata Begid a Cuadros, parte otro sendero que lleva a la Loma del Ventisquero, situada a unos 1.950 metros de altitud, bajo el pico Mágina. En esta loma se encuentra la Sima de Mágina, una cavidad natural de unos 20 metros de profundidad y boca irregular, aproximadamente de dos por siete metros.
La Sima está situada en un torcal con una rica vegetación rupícula, en la que destaca por su extensión la arenaria y la sabina rastrera, abundando también helechos en las umbrías de las dolinas. En el fondo de la Sima aún se pueden apreciar trozos de madera utilizados por los neveros en las labores de extracción de la nieve, también hemos encontrado en la boca de la sima restos de cerámica, recuerdo de los utensilios utilizados por los neveros. En las proximidades de la Sima se ubicaban varios pozos de nieve
El sendero de la Loma del Ventisquero continua hacia el Este, donde se encuentran otras dolinas utilizadas para recoger nieve superficial a principios del estío, como la del Centenillo, de grandes proporciones. En el descenso el sendero pasa junto a una formación rocosa conocida como el Callejón de la Gitana, a unos 1900 metros de altitud, lugar de umbría donde también se recogía la nieve superficial antes de que desapareciera a comienzos del estío.
Un poco más abajo, a unos 1.800 metros de altitud el sendero cruza la Cañada de las Chozas donde aún se pueden apreciar los restos de varios chozos de construcción de piedra en seco; junto a los chozos existen cercas semiderruidas de corrales, lo que indica su utilización de refugio por los pastores, aunque en el pasado también pudieron ser utilizados por los neveros en las labores de acopio de nieve en la Sima y pozos.
En el invierno, hacia las altas cumbres donde estaban los pozos se dirigían los neveros. Allí trabajaban durante varios días metiendo la nieve con palas y esportillas, tras recogerla de las umbrías y ventisqueros, posteriormente era apisonada hasta que alcanzaba la consistencia del hielo. Una vez el pozo lleno, lo cubrían con ramas de aulaga, o de bálago, que actuaban como aislantes, y se aterraba, lo que permitía que la nieve se conservara hasta la llegada del verano. La zona de recogida de nieve estaba libre de vegetación arbórea y matorral para facilitar la tarea de recolección e introducción en el pozo, que se hacía con espuertas, serones, parihuelas o formando bolos. En el interior del pozo, la nieve solía aislarse de las paredes mediante matorrales y ramas, pisada con los pies y mazos de madera.
Ya en la época de calor, abrían los pozos de la nieve y extraían el hielo. El transporte a las poblaciones se hacía por dificultosos senderos, de noche para evitar el calor, con recuas de burros y mulos. La nieve iba introducida en aislantes serones, acondicionados con tamo y paja.
COPIADO de la publicación de Juan Antonio López Cordero
http://www.divulgameteo.es/fotos/meteoroteca/Comercio-nieve-Sierra-Magina.pdf?fbclid=IwAR0q_6aIeXsBZ_kKbQjWmZJMZsX-dfhmVF7YKj_Mu7XY0wL1xXgC_9ti48o